Un retraso no es una negación, es tengo algo mejor para tí.
VIVIR COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DÍA
Echo Harbor lanza su primer álbum: God makes a way

VIVIR COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DÍA

Si yo supiera que este es el último día que voy a vivir probablemente no perdería el tiempo en peleas y discusiones sin sentido, en enojarme por cosas que no valen la pena, en estar triste o enojado.

Muchas veces damos por sentado la vida que tenemos, un despertar, una comida en la mesa, un abrazo, unas palabras, una sonrisa, por lo que restamos el valor de este.

Cada vez que tengas la oportunidad de mirar a un ser querido a los ojos, atesora ese momento en tu corazón. Ama con todo tu corazón. Diles a las personas que amas lo mucho que las amas. ¡No asumas que lo saben!

EL ABRAZO QUE NO DÍ.

Hace un tiempo tuve la oportunidad de tener una hermanita, todo estaba bien, todos estábamos alegres. Por ser recién nacida tenía miedo de cargarla. Me insistieron que la sostuviera en mis brazos, a lo que me negué. Ella solo me sonrió como despidiéndose. Unas horas después empezó a sufrir problemas de respiración. Entonces papá y mamá cruzaron la puerta junto con ella rumbo al hospital y yo sin saber que era para ya no volver a verla. Solo me quedé con el recuerdo de su sonrisa y el arrepentimiento del abrazo que no di.

Disfruta tu vida al máximo, es tu mejor regalo, disfrútala con las subidas y bajadas.

Entonces la pregunta es, si hoy fuera el día que nos toque partir, ¿Estaríamos tranquilo de que ya tenemos por seguro el cielo? Y si no, entonces es momento de actuar y comenzar a cambiar nuestra vida, nuestros hábitos, recuperar relaciones, amistades.

La mejor forma de estar listos es vivir cada día como si fuera el último, cumpliendo con amor aquello que Dios nos ha confiado.

El evangelio de san Lucas 12, 32-48 nos habla de eso, de mantenernos despiertos y con la lámpara encendida, nadie sabe la hora ni el día. El estar despierto no lo decía por el miedo, más bien nos hablaba de mantener la lampara encendida del amor y sus obras, para que cuando sea el momento, sea ya solo para rendir cuentas y disfrutar la recompensa cuando estemos ante Jesús.

La integridad es un valor fundamental acá. Hacer las cosas bien, aunque no me estén viendo.

Y, por último, no se trata de vivir esperando su venida, sino de vivir y actuar como si él ya estuviera entre nosotros, amando, ayudando a nuestro prójimo.

F. Dan

Add a comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *